El pleno del Parlamento Europeo ha dado este miércoles luz verde al Pacto de Migración y Asilo que reformará la política común con un mayor control de las fronteras exteriores de la Unión Europea y ofrecerá a los gobiernos una ‘solidaridad a la carta’ que les permitirá eludir la acogida de parte de los migrantes reubicados si pagan una compensación por cada traslado rechazado.
La decena de expedientes que forman la reforma migratoria y de asilo pactada el pasado diciembre entre los equipos de negociadores del Consejo y de la Eurocámara, tras años de bloqueo por las profundas diferencias entre gobiernos, supera así el penúltimo trámite para que el nuevo marco común sea legislación, cuya ratificación culminará una vez que los Veintisiete den también su visto bueno antes de que acabe este mes.
«Gracias por el coraje para comprometerse», ha escrito en redes sociales la comisaria de Interior, Ylva Johansson, para celebrar la adopción en la Eurocámara de un paquete legislativo que horas antes en el debate parlamentario defendió como histórico y una posibilidad de asegurar una gestión «ordenada» de los flujos migratorios y un mejor control de fronteras.
Un grupo de activistas han intentando interrumpir la sesión de votaciones desde la tribuna de visitantes al grito de «El pacto mata, no lo voten», pero tras llamar a la calma la presidenta de la institución, Roberta Metsola, y unos minutos de espera, se han podido celebrar las votaciones sin más incidentes.
Entre las claves de las nuevas reglas se prevé un examen más rápido de las solicitudes de asilo, también en las fronteras exteriores de la UE, y medidas para garantizar deportaciones más efectivas frente a los bajos índices actuales. También se mejorará la identificación a la llegada a suelo comunitario y serán obligatorios los controles sanitarios, de seguridad y de vulnerabilidad para los migrantes llegados por rutas irregulares.